Devocionales

Tú no eres la única

Cindy Bultema 25 de marzo de 2020
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús. Romanos‬ 8:1 (NVI)

Estuve hablando recientemente con mi amiga Jamie después de que tuvo un lunes largo y decepcionante.

A pesar de sus mejores esfuerzos, todo salió mal. Frustrada y desanimada, ella se lamentaba que al final del día, mientras horneaba galletas para una amiga que estaba enferma —y se le quemaron la mitad—, ella cedió e inhaló un puñado de galletas.

Y eso era solo el comienzo. Después de comer esas galletas, Jamie llevaba una inmensa culpa y vergüenza además de todo lo que había salido mal en ese horrible, terrible y pésimo día.

Yo he estado ahí. Supongo que tú también.

Un día, cuando mis niños estaban pequeños, se me ocurrió la brillante idea de invitar a todas las madres de cuarto grado de la escuela de mi hijo para tomar un café, conversar y disfrutar unas galletas caseras de chispas de chocolate.

Parecía una buena idea, pero mi plan de ganar amigas e influir en las personas a través del chocolate se desmoronó rápidamente. Mientras intentaba extender la masa comprada sobre las bandejas de galletas y escondía frenéticamente todo nuestro desorden, cedí y comí (más bien "absorbí") cuatro galletas calientitas y con un centro chewy.

Más tarde esa semana, me hundí en el sofá de mi terapeuta y me puse a llorar. Estaba tan desilusionada de mí misma y llena de auto-desprecio y vergüenza. ¿Por qué? Por las galletas. Estaba harta de fingir tenerlo todo resuelto cuando en realidad me encontraba colgada de un hilo muy delgado.

En mi deseo de ser aceptada y conectarme con otras, traté de adormecer mis sentimientos con galletas caseras. Y después, ¿qué hice? Dejé que el enemigo me agobiara con mentiras, culpa y vergüenza.

Mi terapeuta asintió. «Cindy, ¿crees que eres la única mujer que se ha comido galletas caseras?»

«Pero me comí cuatro galletas. No una, ni dos, pero cuatro», rugí, como si ella no pudiera entender el significado del número cuatro.

«Cindy, ¿crees que eres la única mujer que se ha comido CUATRO de sus propias galletas caseras en una sentada?», respondió mi terapeuta.

«Eh, tienes razón, probablemente no».

Entonces, cuando escuché a mi amiga Jamie describir su auto-desprecio por comer sus galletas de chispas de chocolate, reciclé la pregunta de mi terapeuta.

Jamie, ¿crees que eres la única mujer que se ha comido las galletas hechas en casa? Porque, amiga mía, tú no eres la única».

Y las palabras que le dije a Jamie son las palabras que quiero compartir contigo: No eres la única.

No eres la única que se ha desviado de un plan de comida saludable.

No eres la única que se siente desilusionada, desanimada o abrumada.

No eres la única que se cuestiona si eres “suficiente” comparada a la perfección de las imagenes de bellezas retocadas.

Obviamente, sabemos que hay problemas mucho más serios que pueden causar vergüenza o culpa o que nos traen al sofá de un terapeuta. (Siendo una ex-adicta a la cocaína, créeme, que lo sé bien.) Pero sin importar cuál pecado hayas cometido, ¡tú eres a quien Jesús ama!

Querida amiga, tú y yo no fuimos destinadas para vivir bajo juicio duro, condenación y auto desprecio.

Afortunadamente, la Palabra de Dios habla la Verdad a ti, a mí y a las amantes de las galletas en todas partes. Romanos 8:1 dice, Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús.

Jesús nos pone convicción, pero Él nunca nos condena. En Él, somos perdonadas y libres. Sin culpa. Sin vergüenza. No más lamentarnos sobre algo que Él ya ha limpiado.

Y cuando entendemos que Dios está a FAVOR nuestro y nos ama a pesar de todo, podemos darnos a nosotras mismas la misma gracia que le extendemos a nuestras amigas.

Nunca le diríamos a una amiga que se excedió en algo, «No eres buena para eso, no tienes control propio, eres una desgracia».

Entonces, ¿por qué permitimos que esta basura de pensamientos horribles llenen nuestras cabezas?

Escojamos gracia sobre la culpa.

Escojamos amabilidad sobre la crítica.

Escojamos la Verdad de Dios sobre las mentiras.

Escojamos el amor de Dios sobre el auto desprecio.

Ya sea que tu lucha sea galletas, cócteles, tarjetas de crédito o antojos por otros sustitutos mundanos, que el Dios que te hizo, que te conoce y está a favor de ti, te recuerde que eres aceptada, suficiente y amada, ¡con migas de galletas y todo!

Querido Padre Celestial, gracias por Tu gran y abundante amor por mí a través de Tu hijo, Jesús. Por favor ayúdame a experimentar Tu gracia, aún cuando cometo errores. Quiero vivir en Tu libertad y plenitud. En el Nombre de Jesús, Amén.

VERDAD PARA HOY

1 Juan 1:9, Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. (NVI)

Salmos‬ 23:6a, Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los días de mi vida. (NTV)

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REFLEXIONA Y RESPONDE

¿En qué área estás luchando con la sensación de que eres la única que esta pasando por eso? Identifícala y pídele a Dios que te ayude a ver lo que Él ve. ¡En Cristo, tú eres perdonada y amada!

© 2020 por Cindy Bultema por GEMS Gir's Clubs. Todos los derechos reservados.

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